Es mi lastre del desastre, mi impedimento moral, el caos del
orden, el eco de mi hueco existencial,
el silencio al hablar.
Caminar por caminar sobre las heladas cumbres del
pensamiento, lento, sabes que herida vas, ¿tanto ansiabas llegar?
Érase una plataforma
blanca, pulida, no abstracta, con olor salado que evocaba a mar, al mar de mis
lamentos teñido de sangre, se veía virulento, era mi muerte mental.
Naufragar por naufragar entre las psicóticas olas de mis
recuerdos, fríos como mi cuerpo tendido sobre la alfombra del paralelismo
universal, ya no estoy, ya no estás, impactan sobre mi visión cansada, lloraba,
pero reconfortada, sabía que olía a mar.
¡Es un túnel! Me decía. Y atrás dejaba ya el azar.
Sin palabras, simplemente eso. Es magistral.
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