viernes, 24 de agosto de 2012

Die

Sentada, pausada, mirando el filo de las sombras húmedas ya entramadas, áspera textura.
Abro el libro de las horas muertas, retazos de una ilusión perfecta, tejida con los hilos del sueño eterno. Lágrimas que reflejan el alma torturada de un pensamiento cansado, vértices de un llanto dañado, demacrado interior.
Cuando no existen límites, no existe el sado.
Si no hay sentimientos, ¿dónde queda el enfado?
 De mi soga personal yacen los lamentos ya colgados.
De mi dimensión mental mi enfermo equilibrio más desequilibrado.

2 comentarios:

  1. Me encanta leer las palabras de tu mente poético-enferma cuando llego a casa a las 5 de la mañana y tumbado en mi cama con los cascos puestos, trato de conciliar el sueño en vano escuchando melodías que poca gente entendería.

    @MadridLascivo

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  2. Me alegra que me leas incluso a esas horas. jé.

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